La azafata pasó el billete hasta tres veces en la puerta de embarque, pero algo funcionaba mal. Me temí lo peor. Sin embargo el viaje empezó bien…

Viajar en business es mejor que viajar en clase turista
Claro, eso lo sabe todo el mundo. Bueno, a decir verdad yo no lo sabía porque nunca había viajado en business. Pero después de esa primera vez puedo afirmar, que sí, que es mejor viajar en clase business que en clase turista. Y ahora veréis por qué.
Asiento grande y con mucho espacio
Entras al avión, cruzas la cortina que separa la clase business de la turista, te muestran tu asiento y…, ¡flipas! Un asiento enorme, con mesita, habitáculos para dejar tus pertenencias, pared corrediza para aislarte… Cuando llegué al asiento no sabía por donde empezar. ¿Activo los masajes del asiento? ¿Me bebo el zumo de bienvenida? ¿Convierto el asiento en cama y me hecho a dormir ya?
Es mejor explicarlo con fotos…

¿Cubiertos de verdad?
Sí. Te ponen cubiertos de verdad, copa de cristal. No necesitas ni llamar a las azafatas/os, pasan continuamente por si quieres más…

¿Dormir tumbado?
Yo soy de los que no puede dormir en un dentro de un medio de transporte. Y en los aviones, viajando como viajo siempre en turista, me resulta imposible dormir durante más de diez o veinte minutos seguidos. Pero en esta ocasión pude disfrutar de un largo sueño, completamente tumbado y tapado con una manta. Creo que dormí cuatro o cinco horas. ¡Nunca lo hubiera imaginado!

El sillón se movía, convirtiéndose en una cama a la altura de el estante justo encima de los pies (el hueco para meterlos). Por suerte tengo la altura justa para no necesitar doblar demasiado las rodillas.
Hora de tumbarse y echar una cabezada…

Por lo tanto, si alguna vez os cambian a clase business, ¡no rechacéis la oferta!
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